Todos sabemos que iniciar una empresa no es tarea fácil. No solo se trata de crear y posicionar tu idea en un mercado específico, sino también de pasar por toneladas de procesos legales, encontrar el talento adecuado y salir a vender la idea.

Aunque muchas veces no los tomamos en cuenta, algo que te ayudará a construir tu marca desde cero son los valores. Los valores deben ser el núcleo de toda empresa si se quiere tener éxito, porque proporcionan un modelo de cómo las personas en una organización toman decisiones.

Facilitan cada proceso ya que dictan la forma en que deben actuar todos los empleados dentro de la organización. Son un conjunto de códigos que orientarán cada acción de la empresa para mantenerlas alineadas a los objetivos. Obtener ese código bien desde el principio es fundamental, de modo que, a medida que la empresa crece las decisiones se pueden tomar de manera eficiente y descentralizada, sin dejar de ser coherente con la ideología cultural de su fundador y el entorno en el que actúa.

Al crear tu conjunto de valores, debes tener en cuenta que menos, es más. Podrías escribir 50 valores que admiras, pero tienen que ser solo los que te hacen correr la sangre, aquellos con los que tu empresa no podría vivir sin ellos. Esos valores deben reflejar a tu empresa en su conjunto, las personas deben poder identificar la empresa simplemente en función de sus valores. Toma AirBnB, por ejemplo. Su valor fundamental es «Ser anfitrión» y está claro lo que están vendiendo y lo que quieren publicar en el mundo.

Esto es especialmente importante cuando deseas que tus empleados promulguen esos valores en cada tarea que tienen. Estos valores deben ser memorables y deben estar conectados con el comportamiento de la empresa. Aquí debemos recordar que los valores no significan nada sin acción. Los valores deben liderar todas las acciones de la empresa siempre alineadas con los objetivos de la misma y deben reflejar el negocio principal con el que desea vender y remodelar el mundo.

Los valores deben estar presentes en toda la organización, desde la contratación de nuevos prospectos, hasta tareas simples como ser honesto o disruptivo, al crear un artículo o una entrevista con un cliente potencial.

Por supuesto, los valores no están grabados en piedra y necesitan ser remodelados a medida que la propia empresa se adapta a los tiempos y dificultades actuales. No recomiendo cambiar valores con frecuencia, pero es necesario revisar su función a medida que la empresa crece, se expande o busca nuevos horizontes.

Los valores te ayudarán a vender la idea para la que construiste la empresa y ayudarán a tus compañeros y empleados a actuar sobre ellos en cada tarea, por lo que cuando pienses en crear tu nueva empresa, debes dedicar un tiempo a pensar realmente en los valores fundamentales sobre los que se sostendrán.